¡Hola a todos!
Llevo un tiempo sin escribir por un tema familiar que me tuvo muy ocupada. Pero ahora estoy de vuelta. Tenía muchas ganas de volver a escribir sobre nuestro adorado arte del canto. Cuánto nos da la música ¿verdad?
Hay que seguir cantando, si cabe, ahora más que nunca.
Por supuesto no estoy ajena a lo que nos está pasando a nivel mundial. Una locura de cambios y movimientos de los principios, de la forma en la que se hacen las cosas, de las manipulaciones… Pero, no se asusten, que no he vuelto para hablar de política ni del bichito, sino justamente quiero enfatizar el increíble regalo de nuestra voz. Que puede mantenerse totalmente aislada de lo que pasa en el exterior, porque es la expresión de la luz que cada uno llevamos dentro. ¡Y cada una de esas lucecitas es hermosa! ¿Por qué dejarla apagada allá al fooooondo?
¿Qué es lo que quiero decir?
Ahora muchas personas, muchísimas, se están replanteando el modo de estudiar por fuerza mayor. Y muchos, en ese cambio, están descubriendo aspectos maravillosos como por ejemplo tener acceso a un estudio que antes pensaban inaccesible.
Como ya saben, yo empecé con la enseñanza del canto online mucho antes de la pandemia. Y sentía el escepticismo de la gente. No se puede aprender el canto online. No se puede aprender a cantar en casa. No se puede… no se puede…
Creo que esta situación mundial nos está despertando a descubrir que SÍ se puede hacer mucho más de lo que creíamos. ¿Estás de acuerdo conmigo?
Siempre hemos estudiado a distancia.
Ya desde la creación de la imprenta, por allá por el 1600, la música fue un boom impresionante. La gente quería desesperadamente toda esa música. Y era terriblemente caro e inaccesible, aún así las nuevas imprentas corrían como podían para sacar grandes producciones.
Cuando en el siglo XVIII el arte del canto empezó a tener mucha fama gracias a las increíbles habilidades que adquirían los “castrati”, la gente también quería saber cómo lo hacían.
Muy cerca de mi casa actual, está la casa donde vivía el gran Antonio Maria Bernacchi, el maestro de los maestros del arte del canto y el arte de respirar, como se decía en la época. Cada alumno que pasaba por su mano de maestro, terminaba cantando como los dioses. Uno de los más conocidos fue el famoso Farinelli. Sí, él caminaba por estas calles y eso me emociona…
Fue entonces cuando nacieron los primeros TRATADOS DE CANTO. Justamente por eso, porque no todos podían venir a estudiar a Bolonia con Bernacchi, pero de igual modo ¡querían saber cómo hacerlo ellos también!
Esos tratados se distribuyeron primero en Inglaterra, en Francia, en Alemania y por supuesto, luego por todo el mundo. Y aún hoy, esos tratados contienen una sabiduría increíble que haría cantar bien y hermoso hasta las piedras.
ESTUDIAR ONLINE
Entonces ¿por qué tanta incredulidad al estudio online, si antiguamente tantos bebieron de la sabiduría de estos maestros escritas en los tratados? Está claro que el estudio del canto tiene que completarse con la escucha de un maestro, pero tanto, TANTO puedes aprender de la técnica en sí.
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Un saludo a cada uno y ¡no dejen de cantar y de disfrutar de la música! Y si quieren escribirme pueden siemrpe hacerlo aquí.
Inmensa alegría volver a leerte Eli!! Un abrazo enorme y gracias por brindarnos tu conocimiento y tu luz. Aquí estamos, siempre acompañando y con ganas de compartir lo que tanto nos apasiona que es el canto. Cariños.!!
¡Hey Rosela! ¡Qué linda, un abrazo enorme para vos también!