El Señor Hertz
descubrió que los impulsos eléctricos se comportaban como ondas. Así que un Hercio (Hz = Hertz) es una unidad física que se usa para medir la frecuencia de ondas y vibraciones de una nota. Si una frecuencia está compuesta de 1 Hercio, significa que contiene 1 ciclo por segundo. O sea, en sencillo: cada sonido tiene una frecuencia propia, o sea, tiene una cantidad de ondas (ciclos) por segundo. Esas ondas son medibles determinando así la exacta afinación de un sonido.
¿Cuántos Hertz tiene un LA?
Como bien saben, la nota usada para afinar un instrumento es el LA que es la nota que tienen -normalmente- los diapasones. Actualmente se usa el “LA a 440 Hz” para afinar las orquestas y la música en general, que significa que vibra a 440 Hz por segundo. (Bueno, en realidad se está afinando un poco más agudo todavía, pero dejemos esos detalles de lado por ahora). Una afinación muy precisa. Pero 440 Hz no es la única afinación posible para la nota LA. Y ahí es donde empieza lo bueno. También existe un “LA a 432 Hz” (y muchas variables más que ahora no vienen al caso). Esta afinación del LA a 432 Hz es la que supuestamente se usaba antiguamente como parámetro de afinación.
¿Y qué puede tener de interesante todo esto?
Yo no soy una estudiosa de este tema en profundidad. Ya me gustaría saber mucho más (si alguien tiene más información y la quiere compartir, ¡es bienvenido!). Lo que se dice es que en algún momento del siglo pasado se decidió cambiar la frecuencia del LA, de 432 Hz a 440 Hz, o sea una afinación sutilmente más aguda que lo acostumbrado. Hay algunos estudios que sugieren que la vibración de la naturaleza empatiza con 432 Hz, incluso algunos afirman que nuestro ADN tiene simpatía con solo esta frecuencia. Y que si afinamos nuestros instrumentos a 440 Hz (y por ende nuestro canto también) ya no estamos vibrando en armonía con la afinación natural. Y como consecuencia esta disonancia nos traería cierto tipo de malestar o interferencia en la calidad de nuestros pensamientos y sentimientos por esa falta de armonía.
Hercios controvertidos.
Y acá es donde nos metemos en camisas de once varas, porque ¿quién se atrevería a decir que la música genera malestar? ¿Si es una fuente de belleza interminable para nuestras almas? Hay quien dice que ir a la ópera antiguamente era una experiencia completamente diferente. Incluso lo mismo se dice de la música popular.
Ahora bien, es un tema poco difundido y tal vez poco estudiado, porque ni siquiera es fácil encontrar información al respecto. O saber quién, cuándo y el motivo real por el cual se decidió cambiar a 440 la afinación oficial. Ni tampoco se sabe muy bien por qué siguen subiendo el diapasón actualmente.
Como ven es un artículo en el cual no puedo hablar ni de mi experiencia ni de lo que he estudiado, porque carezco por completo de lo uno y tengo muy poco de lo otro. Pero me parece un tema muy interesante para plantearse y tal vez a alguno le pique el gusanito de la duda y tenga ganas de investigar más a fondo. Y yo estaré muy agradecida de oír esas informaciones.
¡Saludos armónicos!